Frase de motivación: ¡La fuerza del amor conmueve!

Porque el amor no está perdido, el mundo no está perdido. Porque el amor siempre vence, la batalla contra la infelicidad no ha sido perdida. Porque el amor es la mejor motivación, no ha reto que no se pueda alcanzar. Porque hay amor en el mundo, por más difíciles que sean los tiempos, podemos tener esperanza.

He leído esta hermosa historia de amor y he quedado conmovido y renovado, he quedado con ganas de seguir caminado y luchando por alcanzar mi felicidad:

Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital de Buenos Aires, conocí a una niñita llamada Isabel, quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperación aparentemente era una transfusión de sangre de su hermanito de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos necesarios para combatirla.
El médico explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Yo lo vi dudar por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir:

-Si, lo haré, si eso salva a Isabel.

Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonreía mientras nosotros asistíamos a ambos, viendo retornar el color a las mejillas de la niña.
Pero al rato la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al médico y le preguntó con voz temblorosa

-¿A qué hora empezaré a morirme?
Siendo solo un niño, no había comprendido al médico, pensaba que le daría toda su sangre a su hermana... ¡Y aún así se la daba!

Recuerda que es mejor amar que guardar rencores y odios. Ama tu vida, ama las posibilidades que tienes de vencer los problemas, ama tus virtudes y ponlas en práctica. Aprovecha el tiempo todos los días para amar. Invertir en el amor es la mejor manera de garantizar tu futuro. Amar es la mejor inversión.

Ánimo, alegra tu corazón y espíritu. Convéncete que el amor es la fuerza que mueve el mundo, deja que te mueva a ti también.

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Frase de motivación: ¡Vale la pena ser paciente y gentil!

La paciencia es uno de tus mejores aliados, amigo mío, créeme, actuar con ponderación controlando nuestras pasiones e impulsos es lo mejor que podemos hacer para evitar lastimar y salir lastimados.
Navegando hoy por la red, me topé con esta historia que me parece muy conmovedora:
Un niño de alrededor de 10 años entró en una heladería y se sentó en una mesa. La camarera puso un vaso de agua en frente a él.
-¿Cuánto cuesta un helado de chocolate en barquillo?- preguntó el niño.
-Dos pesos cincuenta- respondió la camarera. El niño sacó una mano de su bolsillo y examinó la cantidad de sus monedas y vio que no le alcanzaba. -¿Cuánto cuesta un helado de chocolate en vasito?- volvió a preguntar. Algunas personas estaban esperando ser atendidas y la camarera ya estaba un poco impaciente.
-Dos pesos- le contestó de muy mala gana. El niño volvió a contar las monedas...
-Entonces quiero el helado en vasito- dijo el niño. La camarera le trajo el helado, puso el ticket en la mesa y fue a atender otras mesas, refunfuñando por el tiempo que le había hecho perder el niño. Éste terminó el helado, pagó en la caja y se fue.
Poco después la camarera llegó a la mesa que el niño había ocupado, para limpiarla, y entonces le conmovió lo que vio. Allí, puestos ordenadamente junto al plato vacío, había cincuenta centavos que el pequeño había dejado como propina.

La paciencia así como la gentileza con la que nos relacionamos con los demás harán de nosotros grandes o pequeñas personas. Es mejor poner estas cualidades en práctica en lugar de volvernos amargados e impacientes como todos los demás. Hagamos la diferencia en el mundo, aprendamos a ser felices. Espero que la historia te haga reflexionar tanto como me hizo pensar a mí.

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Frase de motivación: ¡No olvides lo importante!

Es una sensación profundamente agradable encontrar en nuestras manos el objetivo que durante tanto tiempo hemos perseguido, cosechar los frutos que pacientemente hemos sembrado, disfrutar de nuestro esfuerzo es absolutamente normal y agradable.
Sin embargo, quiero llamar tu atención sobre lo que es verdaderamente importante:

José iba en su nuevo automóvil, un gran Jaguar a mucha velocidad.
¿La razón? Llegaría tarde al trabajo si no corría.
Su automóvil Jaguar rojo brillante, era una de sus mas preciadas posesiones, cuando súbitamente... ¡Un ladrillo se estrelló en la puerta de atrás!
José frenó el auto y dio reversa hasta el lugar de donde el ladrillo había salido.
Se bajó del automóvil y vio a un niño sentado en el piso. Lo agarró, lo sacudió y le gritó muy enojado: ¿Qué demonios andas haciendo? ¡Te va a costar muy caro lo que le hiciste a mi auto! ¿Por qué me tiraste el ladrillo? El niño llorando, le contestó:"Lo siento, señor, pero no sabía qué hacer, mi hermano se cayó de su silla de ruedas y está lastimado, y no lo puedo levantar yo solo. Nadie quería detenerse a ayudarme!"
José sintió un nudo en la garganta, fue a levantar al joven, lo sentó en su silla de ruedas, y lo revisó. Vio que sus raspaduras eran menores, y que no estaba en peligro.
Mientras el pequeño de 7 años empujaba a su hermano en la silla de ruedas hacia su casa, José caminó lentamente a su Jaguar, pensando en su vida...
José nunca llevó a reparar el auto para que eso le recuerde todos los días que no debe ir tan rápido para la vida como para necesitar que alguien le tire un ladrillo para pedirle su solidaridad.

Quiero llamar tu atención, te decía, porque a veces las personas cuando alcanzamos nuestro éxito nos confundimos en la alegría y nos apartamos de los demás, dejamos de lado la solidaridad, el respeto, la tolerancia. He conocido casos de muchas personas que luego de alcanzar metas tan importantes como comprarse una casa, un auto de vanguardia o un puesto encumbrado en una gran empresa, olvida seguir siendo fraterno y solidario con los demás, al punto que con los pasos de los años su "éxito" lo aleja de las personas y lo condena a una triste soledad.
Vivamos pues, y trabajemos con perseverancia por alcanzar lo que queremos, pero nunca perdamos de vista que lo más importante es el amor, y que compartiendo nuestra felicidad podemos ser todavía más felices.

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Frase de Motivación: ¡Valora tu vida!

Hace poco recibí la noticia triste del fallecimiento de un amigo, un buen amigo, por el trabajo y el tiempo (excusas de siempre), habíamos dejado de vernos. Era joven, como yo, tenía un hijo y una mujer que le dio la más grande demostración de amor acompañándolo fervorosamente durante todo el duro proceso de su enfermedad.
Con ocasión de un poemario que cayó en mis manos, empecé a explorar en el tema de la muerte, desde la perspectiva de los sociólogos, psicólogos, filósofos, teólogos, médicos, en fin. Y trabajando en ello descubrí lo mal preparados que estamos como sociedad para enfrentar el tema.
Deberíamos aprender a morir, aprender a sobrellevar la muerte, aprender a comprender el sentido de morir. Porque aprendiendo esto, aunque les pueda parecer contradictorio, se comprende mejor el sentido de la vida, se aprende a vivir un poco mejor.
Estuve hace unos días con los padres de mi amigo y vaya que fue difícil y triste, la peor muerte de todas es la muerte de los hijos, cuando digo la peor quiero decir la menos esperada y la que más dolor produce.
Hoy quise compartirlo con todos ustedes para propiciar una reflexión, para ver si puedo conseguir conmoverlos un poco y hacerlos mirar dentro de ustedes mismos. ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Te estás esforzando por ser feliz? ¿Eres tolerante y solidario? ¿Te has rendido? ¿Estas vivo en realidad?
No nos demos por vencidos, amigos míos, no dejemos de vivir y de luchar. Ánimo.

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Frase de motivación: ¡Conserva tu tranquilidad!

Ayer escuché en la radio una historia que me parece ideal para compartirla con todos ustedes. Se trata de un ejemplo para aprender cuál es la mejor manera de actuar frente al hostigamiento.

Un sacerdote era muy apreciado en su comunidad gracias a que siempre mantenía la calma y paciencia, además tenía mucho carisma con los demás y era bastante solidario.

Pero a un comerciante se le dio por querer demostrar que la tranquilidad del sacerdote era solo una apariencia.

Así que cada vez que lo veía lo insultaba y decías cosas sin sentido para exasperarlo, sin conseguirlo, el sacerdote siempre estaba calmado y mantenía su buen humor a pesar de los insultos.

Al cabo de seis largos meses, el comerciante se cansó de insultar al sacerdote, simplemente se hartó de no recibir respuesta y cuando se encontró con el sacerdote le preguntó: ¿por qué no reaccionaste ante mis insultos?

Y el sacerdote le contestó: si tú quisieras hacerme un regalo muy costoso y yo no te lo acepto, te quedarías con tu regalo, ¿cierto? De igual manera, si tú quieres insultarme y traspasarme tus rabias y yo no te las acepto, pues tú te quedas con eso.

La convivencia es difícil, no todos los hombres practicamos la tolerancia y tenemos la intención de hacer el bien, existen personas con frustraciones y traumas a cuestas que procuran traspasar su infelicidad a los demás. No caigamos en su juego, mantengamos nuestra felicidad a pesar de cualquier mal gusto o insulto que nos haga alguien. Sé inteligente, conserva tu tranquilidad.

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Frase de motivación: ¡Ayudémonos a ser felices!

Todo mundo tiene algo que enseñar y algo que aprender. Debemos intentar vivir en armonía con los demás, respetando su existencia y aceptando mutuamente nuestras diferencias. La soberbia no es la mejor guía cuando se trata de encontrar el camino a nuestra felicidad.
Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca.
Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Está bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?
La rosa contestó: Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo solo contestó: Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.
Practiquemos pues la tolerancia y demos ejemplo de buena convivencia, sin pretender ser más o mejores que los demás, recordando en todo momento que los seres humanos somos todos iguales, que se vea en la práctica, que no sea solo una frase que se repite en las sociedades democráticas, que se note verdaderamente. Ayudémonos todos a ser felices.

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