miércoles, diciembre 12, 2007

Frase de motivación: hacer posible lo imposible.

Así titula Gustavo Zerbino, superviviente del accidente aéreo de los Andes y hoy médico y empresario, un artículo al que hago referencia en este post.
En este accidente sobrevivieron solamente 13 personas de las 45 que realizaban el vuelo. Y en aquella situación se planteaban continuamente numerosos objetivos, no sólo el de ser rescatados, sino el mantenerse guarecidos, calientes, cuidar a los enfermos, recoger nieve para disponer de agua, generar señales y mantenerlas para posibles helicópteros o aviones, que nunca llegaban.



Cuántas veces se oye la frase: tengo tantos objetivos o retos que no puedo cumplirlos todos...Vivimos tan enfrascados en el YO que acabamos por olvidarnos del resto, sin asumir nuestra propia responsabilidad.

La solución no es simple, pero sí evidente. Podemos elegir:

Con la mente orientada a la crisis, justificándome siempre.
Aceptando la realidad tal cual es y transformando los problemas en oportunidades.
La solución obviamente es la segunda, pero muchos, de manera inconsciente elegimos la primera. ¿Por qué?. La respuesta está en nuestra mente, un instrumento que no sabemos manejar adecuadamente. Dedicamos mucho tiempo, quizá demasiado, a la preparación técnica, a los conocimientos, al currículum, pero no entrenamos positivamente nuestra mente.

En consecuencia, ésta construye una realidad virtual que nos lleva a reaccionar con idénticos patrones de conducta. Por eso, para algunos ciertas cosas son imposibles, mientras que para otros, son perfectamente realizables. La mente debe estar entrenada en el aspecto positivo, eso genera un hábito, y el hábito se repite.

De los 45 que íbamos en el avión, sólo sobrevivimos 14. Sobrevivimos a 3.500 metros sobre el nivel del mar. ¿De quién dependía salir vivos de ahí? ¿De quién depende que un proyecto, personal o profesional salga adelante? De nosotros, siempre de nosotros.
Nosotros elegimos vivir cada día, cada segundo como si fuera el último.
Nosotros elegimos hacer las cosas bien.

Los elementos del cambio que nos ayudan a pasar del egoísmo a la excelencia son los siguientes:
  1. Reconozcamos nuestra necesidad. El "no" ya lo tenemos. Vamos a por el "sí". Cargamos con muchas mochilas interminables de resentimientos. Hay que librarse de ellas.
  2. Generemos el compromiso para llevar a cabo una acción positiva. El resultado es directamente proporcional al compromiso.
  3. Seamos tenaces. El umbral del dolor es físico, se estira. El sufrimiento es mental. La primera vez cuesta, la segunda vez costará también, pero menos. A la vigésima vez no costará nada. Nos quejamos de que hace frío cuando hace 5 grados y nosotros en la Cordillera estábamos a temperaturas de 30 bajo cero y sin medios con que protegernos del frío. Podemos ser más resistentes, pero no estamos acostumbrados a ello, y no nos comprometemos, rechazando ese sufrimiento como algo inevitable para el éxito.
  4. Actuemos. El piso del infierno está lleno de buenas intenciones.
  5. Equivoquémonos. Actuando cometeremos errores, si no actuamos no los cometeremos. Las personas en un grupo deben compartir la enseñanza y el error. Y las empresas deben poner en marcha procesos de aprendizaje de esas enseñanzas.

Sólo con eso aumentan notablemente las posibilidades de éxito. En la vida y en los negocios, lo importante es la actitud.

Tras leer este artículo todos los quebraderos de cabeza y los problemas del día a día se hacen añicos.
La actitud que desprendamos en nuestras acciones y comportamientos es la que nos va a llevar lejos, tanto como queramos.
Nosotros tenemos la clave para lograr lo que nos propongamos, con un cambio de actitud y unos hábitos a seguir.
Claro que el camino no es sencillo, y habrá errores, pero una sugestión positiva por nuestra parte y optimismo ayudan, unos objetivos claros lo allanarán. Al menos debemos intentarlo.



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