Frase de motivación: ¡Deja que tu voz interior te muestre el camino!
Es importante encontrar armonía o al menos un equilibrio con las personas con las que interactuamos, es productivo establecer lazos de amistad con ellos, somos por naturaleza seres gregarios.
Eso está claro, pero el camino a nuestra felicidad no pasa exclusivamente por la valoración que de nosotros tenga los demás. Me explico, esforzarte por tener un buen trato con los otros es bueno, pero esforzarte exclusivamente para agradar a los demás, hacer lo que los demás quieren que hagas, apoyar tu alegría en la opinión de los demás, tarde o temprano te dejará una desagradable mueca en el rostro, una sensación de vacío muy grande.
La felicidad la alcanzarás cuando lleves tu ser a la plenitud, y para conseguir eso es absolutamente necesario que reconozcas tu naturaleza y la aceptes, solo a partir de ese punto podrás mejorar y crecer como persona.
Augusto Monterroso escribió la siguiente fábula que explica lo que intento decirte hoy:
La Rana que quería ser una rana auténtica
Había una vez una Rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad.
Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena Rana, que parecía Pollo.
Había una vez una Rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad.
Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena Rana, que parecía Pollo.
La autenticidad es la clave, la honestidad con nosotros mismos, la aceptación de lo bueno y lo malo que existe en nosotros. Nuestra imagen corporal no nos llevará a la felicidad. Lo que llevamos dentro es lo valioso.
Atrévete a mirar dentro de ti, atrévete a descubrirte y a valorar la esencia de tu ser, deja que tu voz interior te muestre el camino. Tú puedes, tú mereces ser feliz, esfuérzate.
Atrévete a mirar dentro de ti, atrévete a descubrirte y a valorar la esencia de tu ser, deja que tu voz interior te muestre el camino. Tú puedes, tú mereces ser feliz, esfuérzate.
Artículos relacionados:
Etiquetas: compromiso personal, frases motivación, motivación, valor interior, vida interior
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Home