La persona generosa tiene un corazón bondadoso capaz de entender que ayudar a los demás genera bienestar y alegría para el otro y para sí mismo, quien es generoso aprender a sonreír cuando el otro está sonriendo, y procura hacer lo que este a su alcance para que su entorno sonría.
La persona generosa no se aferra a sus posesiones, comprende que si bien son importantes, mucho más importante es que los demás no padezcan injusticias o desdichas innecesarias, la persona generosa no es prisionera de sus posesiones. Lee con atención la siguiente fábula:
EL RATON DE LA CORTE Y EL RATON CAMPESINO
Invitó el ratón de la corte a su primo del campo con mucha cortesía a un banquete de huesos de exquisitos pajarillos, contándole lo bien que en la ciudad se comía. Sirviendo como mantel un tapiz de Turquía, muy fácil es entender la vida regalada de los dos amigos. Pero en el mejor momento algo estropeó el festín: En la puerta de la sala oyeron de pronto un ruido y vieron que asomó el gato. Huyó el ratón cortesano, seguido de su compañero que no sabía dónde esconderse. Cesó el ruido; se fue el gato con el ama y volvieron a la carga los ratones.
Y dijo el ratón de palacio:
- Terminemos el banquete.
- No. Basta - responde el campesino - Ven mañana a mi cueva, que aunque no me puedo dar festines de rey, nadie me interrumpe, y podremos comer tranquilos. ¡Adiós pariente! ¡Poco vale el placer cuando el temor lo amarga! No quieras vivir rodeado de bienes, si ellos van a ser la causa de tu desdicha.
No olvidemos que nuestras relaciones interpersonales valen más, llenan más nuestra vida que los objetos que podamos almacenar o que las posesiones que podamos tener. Compartir, aunque solo sea una cosa sencilla, es una virtud que podrá llenar tu vida y que podría mejorar el mundo. Atrévete a experimentar la felicidad que la generosidad brinda.
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Etiquetas: amistad, compromiso personal, felicidad, frases motivación, generosidad, solidaridad
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