Frase motivadora: ¡Confía y comprométete!

Un equilibrista se dispuso a cruzar una calle pero desde una azotea a otra de 2 edificios de 25 pisos. Había caminado por la cuerda floja 20 años pero nunca había intentado algo semejante. Por eso se había preparado disciplinadamente durante 3 años para realizar el acto.

La prensa fue convocada para transmitir en directo tan sorprendente prueba del carácter humano.
Abajo, los bomberos y los paramédicos aguardaban por si algo imprevisto sucedía, la policía había impedido el tránsito vehicular en esa calle, y un tumulto de personas curiosas se había reunido para ver personalmente la proeza del equilibrista.
Sosteniendo una vara larga, el equilibrista empezó su travesía de 5 metros. La tensión entre los espectadores era intensa. El viento soplaba con clama y el equilibrista no tuvo mayores problemas en alcanzar la otra azotea. Se desató una ovación cuando bajó a saludar al público reunido. La prensa se dispone a entrevistarlo y él enseguida hace un anuncio: "Ahora repetiré el acto con los ojos vendados" La gente aplaudió enseguida su valentía. El equilibrista observó: "Repetiré el acto si ustedes confían en que yo podré lograrlo". De inmediato se escucharon las voces diciendo: "¡Claro que confiamos en ti! ¡Eres el mejor equilibrista del mundo! ¡Ánimo!"

Entonces el equilibrista volvió a la azotea dispuesto a conseguir su cometido, se vendó los ojos y emprendió lentamente su marcha, esta vez tardó más pero cuando logró cruzar, la ovación fue todavía más intensa que la vez anterior.
Cuando el equilibrista bajó, hizo un nuevo anuncio: "Ahora repetiré el acto, con los ojos vendados y con una carretilla"

La gente estaba realmente sorprendida ante el arrojo y talento del equilibrista, se alistaba a aplaudir con fervor cuando el equilibrista precisó: "Repetiré el acto si al menos uno de ustedes confía en que lo lograré" Las voces de entre el público no tardaron en dejarse oír dando su aliento: "¡Claro que confiamos en ti! ¡Yo confío en ti, eres el mejor equilibrista del mundo!"
A lo que éste replicó: "Si es verdad que confías en mí, entonces súbete a la carretilla y cruza conmigo".

Confiar es una tarea un tanto complicada, depositar la confianza en el otro es un acto que implica valentía y compromiso. Cuando decimos que confiamos en la persona amada es porque estamos dispuestos a comprometernos con su felicidad, con su éxito, y a demostrar ese compromiso con actos concretos, no solo es cuestión de un discurso, de dar aliento, sino que también hay que estar dispuestos a caminar al lado de la persona amada.
No se trata de exigir seguridad, de reclamar atención sin estar dispuestos a atender y dar seguridad también.

La confianza trasciende el tema de la infidelidad, no sólo confiamos que no se vinculará afectivamente con otra persona, sino que confiamos mutuamente y nos acompañamos y apoyamos en la realización de nuestros sueños, nos ayudamos a conseguir nuestras metas. Es decir, confiamos en que la otra persona puede conseguir su plenitud y lo acompañamos en su proceso, así como nos dejamos acompañar camino a nuestra realización personal.
Si confiamos y comprometemos mutuamente en la relación, los celos y temores quedarán realmente relegados.

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