lunes, marzo 03, 2008

Frase motivadora: ¡Basta de insultos!

Es difícil mantener la paz, ver las cosas con optimismo y disfrutar el día a día cuando estamos rodeados de personas negativas. Lamentablemente es sencillo encontrarse con ellas, el mismo estrés o los conflictos internos de los demás, hacen que el nivel de agresividad y pesimismo sea alto.
Un insulto en el trabajo, o un comentario desagradable respecto de nosotros puede apartarnos inmediatamente de nuestra pretensión de armonía. ¿Qué se hace cuando uno es agredido? ¿Cómo se puede seguir pensando en ser feliz si alguien nos insulta?


El hostigamiento es una práctica difundida en la sociedad, todos quieren liberar sus frustraciones o rabias transmitiéndosela a los demás, como un virus, alguien que fue insultado y se quedó con es cólera, no tardará en hostigar a otra persona, es como si se creyera que al agredir a otro se curase de la agresión de la que fue víctima.

Si estamos interesados en disfrutar de nuestras vidas, si lo que queremos es sentirnos bien, deberíamos seguir el consejo que le da el maestro a su alumno:
Era un venerable maestro. En sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística. El cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó:
-Querido mío, mi muy querido, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de insultos a los muertos.
El discípulo caminó hasta un cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de groserías a los muertos. Después regresó junto a su maestro.
-¿Qué te respondieron los muertos? -preguntó el maestro.
-Nada dijeron.
-En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y hazlo otra vez.
El discípulo regresó hasta el silente cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios contra los muertos. Después de unos minutos, volvió junto al maestro, que le preguntó al instante:
-¿Qué te han respondido los muertos?
-De nuevo nada dijeron -repuso el discípulo.
Y el maestro concluyó:
-Así debes ser tú: indiferente, como un muerto, a los insultos de los otros.


Tu paz y tu felicidad están muy por encima de cualquier insulto o agresión, no dejes que tan fácilmente otro te malogre el día. Rompamos esa cadena nefasta, no demos importancia a un insulto y no insultemos tampoco. No te apartes de ti mismo, conserva el mismo lema todos los días: ¡Hoy voy a ser muy feliz!

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