lunes, mayo 12, 2008

Frase de motivación: ¡Promovamos la integración!

La inocencia de los niños, su manera de amar, su pureza al relacionarse con el mundo es inspiradora, puede servirnos de ejemplo muchas veces. Porque entre los adultos, los prejuicios están arraigados y se imponen muchas veces sobre nuestros pensamientos más justos.
Un problema de nuestra sociedad es el no acoger del mismo modo a todos, buscamos razones o pretextos para diferenciarnos de los demás, no en afán de afianzar nuestra identidad personal, sino por querer gozar de mayores privilegios aunque eso signifique marginar a otros:
El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que leía: "Cachorritos en venta". Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando: "¿Cuál es el precio de los perritos?"El dueño contestó: "Entre $30 y $50". El niñito metió la mano en subolsillo y sacó unas monedas: "Solo tengo $2.37... ¿puedo verlos?". El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perritorezagado que cojeaba. "¿Qué le pasa a ese perrito?", preguntó. El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida. El niñito se emocionó mucho y exclamó: " Ese es el perrito que yo quiero comprar!". Y el hombre replicó: "No, tu no vas a comprar ese cachorro, si tu realmente lo quieres, yo te lo regalo". Y el niñito se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: "Yo no quiero que usted me lo regale. El vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, si Ud. me permite, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo". El hombre contesto: "Tu en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos". El niñito se agacho y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miro de nuevo al hombre y le dijo: "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda". El hombre estaba ahora entendiendo la situación, y con sus ojos llenos de lágrimas y sonriendo al niño le dijo: "Hijo, solo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú".
Promovamos la integración, la fraternidad entre los hombres, si las cosas en nuestra comunidad no nos permite vivir en un ambiente de paz, contribuyamos en nuestro entorno a cultivar una cultura de no violencia, de no agresión.

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