jueves, febrero 21, 2008

Frase motivadora: ¡Dile adiós a los lamentos!

Hoy no es día para lamentos, ni para estar cerca de aquellos que solo tienen quejas y reclamos de todo lo que le sucede. Dejarse agobiar por los problemas o las insatisfacciones es muy sencillo, sin darnos cuenta adquirimos el hábito del lamento.

¡Estoy harto de las deudas! ¡Por qué siempre estoy enfermo! ¡Una vez más me han fallado! ¡No soporto más este trabajo! ¡Se malogró otra vez el coche! ¡No soporto el clima!


Como ves, quejarse es muy sencillo, para muchos es un verdadero deporte. Presta atención a la siguiente historia:
Lentamente, el sol se había ido ocultando y la noche había caído por completo. Por la inmensa planicie de la India se deslizaba un tren como una descomunal serpiente quejumbrosa.
Varios hombres compartían un departamento y, como quedaban muchas horas para llegar al destino, decidieron apagar la luz y ponerse a dormir. El tren proseguía su marcha. Transcurrieron los minutos y los viajeros empezaron a conciliar el sueño. Llevaban ya un buen número de horas de viaje y estaban muy cansados.
De repente, empezó a escucharse una voz que decía:
-¡Ay, qué sed tengo! ¡Ay, qué sed tengo!
Así una y otra vez, insistente y monótonamente. Era uno de los viajeros que no cesaba de quejarse de su sed, impidiendo dormir al resto de sus compañeros. Ya resultaba tan molesta y repetitiva su queja, que uno de los viajeros se levantó, salió del departamento, fue al lavabo y le trajo un vaso de agua. El hombre sediento bebió con avidez el agua. Todos se echaron de nuevo. Otra vez se apagó la luz. Los viajeros, reconfortados, se dispusieron a dormir. Transcurrieron unos minutos. Y, de repente, la misma voz de antes comenzó a decir:
-¡Ay, qué sed tenía, pero qué sed tenía!

¿Y por qué en lugar de lamentarnos, más bien no aceptamos nuestra circunstancia y procuramos nuestro bienestar? Si todo no es como nos gustaría y es posible cambiarlo, entonces trabajemos por hacerlo. Si por el contrario, no es posible cambiar las cosas, entonces tratemos de enfocarnos en aquello que nos agrada, en aquello que satisface nuestras necesidades. Seamos felices. Hagamos el compromiso de no volvernos nunca como el personaje de la historia, que todo lo que hace es lamentarse.

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