martes, mayo 20, 2008

Frase de motivación: ¡No te quedes en el enfado!

Vivir en una ambiente de cordialidad, lamentablemente, muchas veces puede ser una utopía, sobretodo porque algunas personas están muy acostumbradas a aprovechar su posición social para imponer su voluntad sobre los demás, para dar órdenes, personas déspotas de las que es preferible mantenerse alejado cuando ellas no quieren aceptar el diálogo y la cordialidad.
En un vagón-restaurante, un pasajero estaba encargando la cena al camarero.
-De postre –dijo-, tomaré pastelillos y helado.
El camarero le dijo que no tenían pastelillos. El hombre explotó:
-¿Cómo dice? ¡Qué no tienen pastelillos! ¡Es absurdo! Soy uno de los mejores clientes de este ferrocarril. Todos los años organizo viajes para millares de turistas y envío cientos de toneladas de mercancías…, y cuando a mí personalmente se me ocurre viajar en el tren, resulta que no puedo conseguir algo tan simple como unos pastelillos. ¡Me va a oír el presidente de la compañía!
El chef que lo había oído, llamó aparte al camarero y le dijo:
-podemos conseguirle unos pastelillos en la próxima parada.
Y, justo después de la mencionada parada, el camarero se acercó al enojado caballero y le dijo:
-Me complace informarle que el chef ha preparado estos pastelillos especialmente para usted y espera que le gusten.
El pasajero arrojó su servilleta encima de la mesa, levantó el puño y grito: -
-¡Al diablo con los pastelillos! ¡Prefiero estar furioso!

Podría aconsejarte lidiar, como el chef y buscar soluciones creativas para que el disgusto sea superado y poder estar todos tranquilos, pero hay personas que ven la vida como un gran conflicto en el que ellos deben imponerse, sin importarle que su bienestar se base en la desdicha de los demás. Si pudieras llegar al corazón de esas personas, serás una persona muy estimada y llegarás muy lejos en tu propio crecimiento.
Pero también podemos estar del otro lado, cuando no sabemos aceptar unas disculpas, cuando no podemos dejar a un lado el enfado, en ese caso sí, es indispensable reencontrar nuestra calma para no dañar nuestras relaciones interpersonales.

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