Relexión Nº 11: Afrontar los problemas
Los problemas son situaciones que debemos resolver, sin embargo se convierten en monstruos que nos comen tanto física como energética mente.
Hace tiempo que practico y promuevo el comportamiento proactivo como forma de enfocar los problemas, y por supuesto la acción para resolveros, pues está demostrado que de no hacerlo, el problema crecerá y se convertirá en una situación aun más dificultosa de resolver que en su origen.
Sin embargo esta teoría tiene muchos matices por los que en determinadas situaciones nos vemos bloqueados antes dichos problemas, y por eso os traigo una historia que escuché hace mucho tiempo y que había olvidado, pero que recientemente volvió a llegarme y que quiero compartir con todos pues da luz sobre este peliagudo tema.
El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un Monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso reemplazarlo. El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
Voy a presentarles un problema, dijo el Gran Maestro, y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquillo en el centro de la sala; encima estaba un florero de porcelana carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.
Éste es el problema, dice el Gran Maestro; - resuélvanlo -.
Los discípulos contemplaron perplejos el "problema", por lo que miraban los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor.
¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al Maestro y a los alumnos, caminó resueltamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
- ¡Al fin alguien que lo hizo! - exclamó el Gran Maestro - ¡Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años!. Usted es el nuevo guardián.
Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:
- Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un "problema". No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.
Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort... "Sólo existe una manera de lidiar con un problema": atacándolo de frente...
¡No huyas de él... acaba con él!.